En la contigüidad de la Iglesia de Santa Creu se mira al cielo para reafirmarse en alivio: "No va a llover", sentencia unánime el copioso y arrejuntado público. La luna, que en este barrio sabe a salitre, luce clara, confirmando el pronóstico. Y el Miércoles Santo echa a andar por estos lares, un bonito (y a veces estrechísimo) laberinto, caminado ayer por 18 cofradías. Abre comitiva la verde y blanca de la Esperança y la Pau, con la homónima Verge de Viladomat a costal. Primeros aplausos en el Forn de l´Olivera.Asoman segundos los penitentes del Buen Perdón, lazo blanco, sólo sancionados en domingo y jueves. Siguen los del Terreno -La Salud- previos a los de La Merced, de nuevo encabezados por Maria de Lluc, fotogénica pitusa que ayer cumplía un año. "Això és n´Araceli", apunta una conocida, cuando salen los capirotes de la Assumpció de Son Espanyolet. "Mi favorita", matiza otro, encantado con las sotanas de yute que gastan en Sant Jeroni. Después, los hermanos de Sant Miquel. Cartujos y Navegantes. Las juventudes Seràfica y Antoniana. Cirineos. Catalina Cirer marcando tambor para la Santa Faz, de negro y blanco, otro lazo pro-vida. La Creuada del Amor Diví. Montisión y Cinco Llagas. La Dolorosa -otros con nudo- capuchas altas para ellos, caídas y rematadas para ellas.Ha pasado una hora exacta. El reloj corrobora las nueve y media, y los Antiguos Caballeros Legionarios se posicionan para recibir y acompañar a los penitentes de la Santa Creu; ayer los responsables del paso principal. Anécdota, mientras ello sucede cierra sus puertas El Corte Inglés de Jaume III, y de su aparcamiento emerge la Reina Doña Sofía, pilotando ella misma un Mercedes bien escoltado.Jesús a la Columna, firmada por Salvador Torres, es el primero de los tres pasos que la cofradía anfitriona saca a la calle. Acto seguido, la Mare de Déu dels Dolors, aguantada sobre los hombros de cuatro hombres, bien escoltada por los verdes Legionarios. Cierra el esperado, el Crist de la Santa Creu, que necesita de otros tantos porteadores. A estas alturas, mucho gentío en Santa Catalina, Drassana y Llotja de Mar. Menos en las ajustadas Montenegro y Sant Feliu, donde la Virgen de l´Esperança casi roza los palacetes. Vítores para los que la llevan, pacientes y periciosos. A buen ritmo, procesión rápida a pesar de sus casi tres horas, todo regresa al punto de partida, donde es costumbre que dancen el Crist ´protagonista´ y La Dolorosa que le precede en caminata. Sucede parecido final en la parroquia de San Juan de Ávila, Polígono de Levante, donde ayer también se celebró procesión; la que organizan desde la joven cofradía del Jesús del Gran Poder y María Santísima de la Concepción. Decidieron, eso sí, recortar el itinerario previsto, "por miedo a la lluvia", prescindiendo de la vuelta por Queretaro-Caracas-Puerto Rico. Así, sólo andada la manzana que presidela iglesia -muy concurrida de gentes- los pasos que dan nombre a la hermandad fueron enfrentados para ´bailar´ a ritmo de tambor y corneta. A las diez y media empezaron a guardarlos, objetivo cumplido, a pesar de los temores iniciales.Suma de procesiones, en la Plaça Tinent Coronel Franco confluyeron dos de ellas, las que participan las cofradías de Santa Mónica y La Soledad. La primera marcha, que arrancó desde Reina Violant, llevó a los penitentes por el Camino de Getsemaní, por el que anduvieron junto a su Cristo del Amparo, de Antonio Capó. La segunda penitencia, salió desde la Plaça Minims, para pasear la Mare de Déu de José Hernández Navarro por las calles Cabrera, Amer, Rector Petro, Manacor, Antoni Roselló i Nadal, Sureda y Reis Catòlics.El perímetro de Pere Garau también esperaba anoche su caminata, con principio y final en Pius X. Citados allí, los penitentes de la Agonía y los de Santo Tomás de Aquino. Los de la Salle, por su parte, debían marchar en solitud desde la Iglesia de Sant Bartomeu hasta su Colegio.

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