Inicialmente, la procesión promovida por la Cofradía de La Sangre era una obra pía para recoger limosnas en beneficio del Hospital General. Durante el siglo XVI se agregaron los diferentes gremios, con vestiduras blancas (en el siglo XVIII, cambiaron por negro), caperuzas y lámparas (linternas) y que llevaban imágenes del Santo Cristo y pasos con escenas de la pasión de Jesús. Salía de la iglesia de La Sangre y recorría varias calles, pasando por los oratorios de los monasterios de clausura femeninos.
Durante los siglos XVII y XVIII tuvieron que corregirse algunas costumbres que fueron consideradas como abusos, tales como regalar ramos de flores a las mujeres solteras y dar confites dentro de las iglesias". [...] Los cofrades podían ir con la cara tapada o destapada y fue en el XVIII cuando, además de cambiar a negro el color de las vestiduras, se impuso la cara tapada y el uso de la caperucha o cuculla. "Había la costumbre, en Palma, que los confiteros ponían mesas en la calle, en las que se vendían confites y confituras, siendo esta práctica prohibida en el siglo XVIII.
A partir de 1836, debido a la supresión de los gremios - mantenedores de las procesiones -, decayó la concurrencia. Las procesiones se convirtieron en un elemento exclusivamente clerical, en las que sólo tomaban parte el clero y las asociaciones parroquiales. En el trienio esparterista, 1841 - 1843, las procesiones fueron prohibidas, pero a partir de 1844, restablecida la normalidad, volvieron a realizarse. En 1847 se potencia la asistencia de penitentes y caperuzas y la participación aumenta a lo largo de los 20 años siguientes, aunque también los abusos y la bulla.
Pere d'Alcàntara Penya: Sa processó des Dijous Sant
Ja arriben ses negres i tristes banderes, Ja passen confuses ses mil caperutxes | I arriben cornetes, i centurions vénen Un temps hi anaven persones d'arraigo, |
En 1866 se insistió en desterrar el desorden en la procesión de jueves santo, especialmente las bromas, las indumentarias poco apropiadas de soldados romanos y la entrada en tabernas durante la procesión. En 1867 hubo novedades importantes. La prensa de ese año destacaba la introducción de pasos nuevos. Nuevas imágenes fueron encargadas a pintores y escultores reconocidos: Lluis Font (Jesús en el huerto y Jesús cargado con la cruz), Salvador Torres (Jesús azotado) y Gabriel Juan Marroig (Ecce Homo). Además hubo señeras y estandartes (vexil·les) con las pinturas de Gabriel Reiners, Joan Mestre, Francesc Parietti y Ricardo Anckermann. Durante el Sexenio Democrático (868 - 1874) las autoridades se desentendieron de las procesiones y grupos anticlericales intentaron boicotearlas, con lo que las procesiones se redujeron y llegaron a no salir a las calles, como en 1872 y 1873, año de la proclamación de la Iª República.
A partir de la Restauración Borbónica, 1875, volvieron a ser muy populares y se crean las primeras cofradías. Las diversas asociaciones religiosas fundan sus cofradías de Semana Santa.
Fue a partir de la década de 1950 cuando se da un sustancial desarrollo de cofradías y asistencia a las procesiones. En 1955 había en Palma 24 cofradías, las más antiguas eran la de La Cruz de la Calatrava (1909), la Real Cofradía de la Dolorosa (1909) y La Santa Faz (1913).
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